¿Por qué no puedo perdonar?
Por: Patricia E. Garza Vásquez.
Hay personas que dicen que no pueden perdonar, ya que la ofensa que han recibido es muy grande y otras menciona que realmente ya perdonaron pero que no pueden olvidar. El caso es que no existe el perdón.
Y mucho se ha hablado del perdón y de que si debemos o no debemos de perdonar los agravios que a veces se hacen de una forma voluntaria y otra involuntaria. Conocí a una persona que su esposo le fue infiel y jamás pudo perdonarlo. Tanto fue el impacto que le provocó ésta situación que llegó al divorcio y pasaron los años y aún hablaba de ésta situación como si apenas ayer descubriera la infidelidad de su esposo. Y aún se refería a “su esposo” con veinte años de divorciada. Legalmente estaba divorciada, psicológicamente seguía casada.
Era claro que el perdón jamás había otorgado y a veces creemos que no tenemos dignidad al permitir el perdón, pero si somos creyentes estamos omitiendo algo muy importante. Creemos en Dios y vamos a misa o a nuestra iglesia, según sea el caso, pero en muchas ocasiones no leemos lo que dice la misma Biblia del perdón y peor aún la tenemos en nuestra casa y jamás la abrimos o quizás la tengamos hasta en un altar, abierta pero jamás cambiamos la hoja.
Si nos tomamos el tiempo podemos entender un aspecto interesante, si no optamos por recurrir a la Biblia, cada vez que vamos a misa dentro de una de las oraciones dominicales, o en rosarios decimos (a veces sin pensar) “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a quien se nos ofende”. En ésta parte le pedimos a Dios que nos perdone y a si vez afirmamos que nosotros perdonamos, pero… ¿realmente eso pasa?
Ahora si vamos a los evangelios de la Biblia llegamos al de Mateo 6:12 hace referencia a lo anteriormente mencionado pero si nos vamos más adelante a dos versículos más, nos complementa:
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.
Juan 6:14 y 15.
Aquí nos queda claro que si nosotros no perdonamos, tampoco se nos perdona las ofensas que a veces sin querer hacemos. Nos resulta casi imposible perdonar una sola vez y más aún olvidarla. Pero a veces la pregunta es ¿Hasta cuantas veces puedo perdonar? Y ésta misma pregunta se le hace a Jesús el apóstol Pedro a lo que el responde:
“No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Mateo 18:22. Por lo que quiere decir que siempre. Entonces si realmente creo en Dios y quiero “hacer su voluntad” como se dice en el Padre nuestro:”hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo”. Debemos de perdonar y olvidar.
A mucha gente que odiamos, que nos caen mal, que les dejamos incluso de hablar y si nos regresamos al mismo evangelio de Mateo hay un versículo que nos habla respecto a esto: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” Mateo 5:44. Es muy fácil amar a nuestros amigos, parientes, compañeros, pero la enseñanza es otra. Porque nos cuesta y no es nada fácil llevarla a cabo.
Si deseo quitarme de esa carga que siento, debo de perdonar y dejar en las manos de Dios que quite la ofensa y el agravio y que nos enseñe a olvidar. Se dice fácil pero no lo es y si realmente queremos dejar ese agravio que nos hace daño y nos afecta en nuestra vida diaria, hagámoslo a un lado , además de nosotros depende si aceptamos o no ésas ofensas. Me sirvió mucho asistir a un taller de programación neurolingüística con Jorge Cuevas –terapeuta en gestalt- cuando refiere: “si alguien te hace una ofensa, es como un regalo, tú sabes si lo aceptas o no y si no lo haces, hazlo a un lado y sigue tu caminar”
Comentarios a: entre_mujeres@hotmail.com . twiter: entre_mujeress, facebook. Paty Garza.
Fuente: La Biblia versión Reina Valera.