¿Te cuento un chisme?...¡Pero no se lo digas a nadie!

26.07.2012 19:38

Por: Patricia E. Garza Vásquez.

¿Cuántas veces hemos escuchado esto? Infinidad de veces y vienen de personas que por lo general no tienen nada que hacer (al menos esa impresión dan) y que les encanta meterse en la vida  de los demás y andar divulgando las intimidades de la gente y muchas veces agregándole cosas de más.

Esto me recuerda cuando mi padre trabajaba en un periódico de la localidad, y por cuestiones de horario me tocaba pasar por nena e iba a dejar a mi papá a su trabajo. Bueno no tardó si una semana que se “soltó” el chisme que el Señor Garza andaba con una muchacha  joven, que tenía una bebé de dos años. Y lo peor es que decían que su “pareja” era tan joven que ¡podía ser su hija! Cuando la realidad era esa…¡era su propia hija!

En fin, casos habrá demasiados, pero lo interesante es ponernos a pensar en ésas personas que les encanta andar en el chisme y de paso son chismosos por naturaleza. Por si lo ve o la ve, coméntele de lo que se habla hoy aquí.

¿Qué pasa con las personas chismosas? Y digo personas porque no es cuestión de género, conozco personas del sexo masculino que se llevan el record “Guiness” que cualquier mujer, pero es más común verlo en las mujeres.

Son personas espiritualmente vacías que no saben como llenar ese “vacío” que hay en su alma y piensan que andar contando cosas de los demás va a llenarlo, pero pasa el tiempo y cada vez las personas le sacan la vuelta por que no son de fiar. Y están más vacías y solas.

Para quienes somos creyentes de Dios, en Proverbios 6:16 dice de las seis cosas que aborrece Dios y entre ellas esta la del chismoso y dice así: “El testigo falso que habla mentiras y el que siembra discordia entre hermanos” Proverbios 6:19.

¡Sopas! Como diría el doctor César Lozano y peor aún, más adelante dice: “El hombre perverso cava en busca del mal, y en sus labios hay como llama de fuego. El hombre perverso levanta contienda y el chismoso aparta a los mejores amigos” Proverbios 16: 27 y 28.

¿Cuántas veces se ha separado de su mejor amigo o amiga por causa de un chisme? Y peor aún, que usted haya dejado a la persona  que ama a causa de una situación de éstas.

Y   más    adelante  en el libro de Santiago 3:8 menciona: “pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrendando, llena de veneno mortal”

Se lastima tanto a la gente a causa de los chismes que tal parece gozar la persona que los dice, piensa que queda bien y hasta “descansa” cuando lo dice a alguien más. Considera que ya hizo su “obra del día” comiendo prójimo y levantando falsos testimonios.

Esto me recuerda a Sócrates gran filósofo griego que compartió lo siguiente:

Un joven discípulo llegó a la casa de Sócrates:
- ¡Maestro!- exclamó agitado- tengo que contarle algo. Un amigo suyo estuvo hablando de usted con malevolencia.
- Espera - lo interrumpió el filósofo- ¿Ya hiciste pasar lo que quieres decir por las tres barreras?
El discípulo lo miró perplejo:
- ¿Las tres barreras?
- Sí. La primera es la verdad. ¿Has comprobado que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- ….no… lo oí de unos vecinos.
- Si no sabes si es verdadero, al menos lo habrás pasado por la segunda barrera, que es la bondad- dijo Sócrates- Lo que me quieres contar, ¿es bueno?
Luego de unos segundos, el joven respondió:
- En realidad, no. Al contrario…
-¡Ah!– exclamó el sabio- entonces vamos a la última barrera, la necesidad ¿Es necesario hacerme saber lo que parece inquietarte tanto?
El discípulo bajó la vista:
- Para ser sincero, no. Necesario no es.
- Entonces – sonrió Sócrates- si lo que quieres decir no es verdadero, ni bueno, ni necesario, dejemos que caiga en el olvido.

Así que la próxima vez cuando llegue esa persona chismosa, sea prudente y si le va a contar un chisme, coméntele lo del gran filosofo Sócrates. Ya ella  tendrá su cosecha, porque  lo que uno siembre, cosecha y si ella siembra el chisme eso mismo cosechará.

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