Colorina

09.08.2012 11:18

Por: Patricia E. Garza Vásquez.

No hace mucho se re estrenó la novela “Colorina” en el canal tlnovelas a las 9:00 de la mañana en sus diferentes repeticiones y bueno cuando en su tiempo se vio causó mucha controversia por el contenido que se manejó ya que no era apto para el horario y las audiencia.

Cuando comencé a ver un capitulo, me llamó la atención el exceso de maquillaje de Lucía Méndez, quizás por el papel que estaba interpretando pero , al “cambiar” de personalidad por el embarazo de su hijo dejó la mala vida para ser decente su maquillaje siguió igual.

Esta novela siendo un “remake” de una novela chilena del mismo nombre, que comenzó a ser trasmitida a las 9 de la noche pero por su impacto, la pasaron al canal 4, uno menos popular que se hizo popular con la novela. Fue tanto el deseo de la gente de que regresara la novela que regresó después del Noticiario de Jacobo Zabludovski a las 11 de la noche.

Es triste como se maneja desde un inicio el papel de la mujer en las telenovelas, aunque antes en las mismas novelas no trabajaban, y nada más estaban desocupadas ideando formas de atacar a las protagonistas y las protagonistas se dedicaban nada más a sufrir y sufrir. Ahora en Colorina, una mujer de la “vida alegre” que se pasa Lucía Méndez revolviéndose su cabello es manipulada por la malvada madre del Enrique Álvarez Félix excelente papel interpretado por María Teresa Rivas. Un hijo que vive a esa edad de los padres y que no tomas sus propias decisiones  y se deja manejar al antojo de su perversa madre.

No se discute el elenco de primera que se tiene, pero la historia en si, el papel de la mujer es más que denigrante, mujeres manipuladas por más mujeres, y lo peor aún que le llevan a la amante a vivir a la propia casa de la esposa de Gustavo Adolfo.

¿Dónde queda la integridad, la dignidad de la mujer? No la hay, porque amante y esposa viviendo bajo el mismo espacio o techo, como quiera llamarle, y ambas “disfrutado” del amor del mismo galán. De plano ésta novela como su segunda versión en México protagonizada por Edith González es una serie de antivalores lo que promueve a lo largo de toda la historia la novela y lo más lamentable es el papel de la mujer en ellas. Como objeto sexual sin seres pensantes. ¡Que tristeza!